CSTDOSPUNTS Nº 9 ABRIL 2021

Què hem après? La secció dels residents del CST Kilian Griñán Ferrer Resident de 1er. any de Medicina Familiar i Comunitària Publicat a AMF 2021;17(1):2866| ISSN (Papel):1699-9029 | ISSN (Internet):1885-2521 amb permís de l’autor. La pandèmia también sucedió en mi mente Incertidumbre, agitación, ansiedad. Estos fueron algunos de los estados por los que pasé al inicio de la Pandemia, una mezcla de emociones que no sabia gestionar. En aquel entonces había terminado la carrera de medicina y justo acababa de realizar el examen MIR. Estaba expectante de mis resultados para poder escoger plaza y empezar mis años como residente. Paralelamente las noticias advertían un aumento del número de infectados por la Covid-19. El creciente número de hospitalizados, añadido a la carencia de recursos sanitarios, se hacían cada vez más patentes en los medios: la pandemia había empezado, pero no sólo a nivel sanitario, también en mi interior. En mi comunidad se formó una bolsa de estudiantes con el propósito de colaborar, en la medida de lo posible, para evitar el colapso sanitario. Yo tenía amigos trabajando tanto en hospitales como en centros de atención primaria, y me comentaban cómo estaban viviendo la situación. Estaban cansados, con miedo, algunos sin las protecciones reglamentarias; otros no sabían siquiera si estaban bien protegidos, pero aún así atendían pacientes en su CAP, en el hospital, en los propios domicilios o donde fuera necesario. Ante tal situación, cada vez que analizaba mi futuro me volvía más indeciso, pues quería realizar una especialidad quirúrgica, pero a la vez me sentía muy unido a todo el trabajo médico que se estaba desarrollando durante la pandemia, aunque pensaba ¿qué podía hacer yo frente a esta situación? Sin experiencia, convencido de que mis cualidades eran puramente quirúrgicas, con miedo. Pero aún así di un paso al frente y me apunté a la bolsa de colaboradores. Al día siguiente ya obtuve respuesta. En un primer momento me contactó el hospital de Tortosa y al día siguiente, el hospital de Igualada. Yo vivo en Barcelona y no podía hacer frente a estas peticiones, así que decidí esperar unos días más. Las emociones me continuaban agitando: había desarrollado una carrera del ámbito sanitario, de cooperación, de ayuda a la comunidad y sin embargo estaba en casa cuando más falta hacía. Al final, al tercer día me llamaron del Consorcio Sanitario de Terrassa. Todavía me quedaba un poquito lejos de mi casa, pero decidí aceptarlo para poder colaborar en la medida de lo posible a paliar los efectos de la Covid-19 y aprender de la experiencia. No imaginé nunca lo que iba a suceder. Inicié mi camino en el CAP de Sant Llàtzer. Aquí tuve la oportunidad de trabajar con un excelente grupo de sanitarios que me acogieron. Me enseñaron qué es la Medicina Familiar y Comunitaria y me hicieron cambiar de opinión. Allí pude observar la unión profesional que se tiene en un CAP: la colaboración que ejercen unos y otros para poder atender al paciente en las mejores condiciones posibles y, sobre todo, la lucha constante que presentaban y aún presentan para atender al paciente de manera presencial. He visto a compañeros trabajar precariamente, sin las herramientas necesarias, pero aún así, peligrando su vida, decidían seguir adelante con una sonrisa. En el CST pude observar lo que significaba una atención Bio-psico-social, y la importancia que tiene en la comunidad. Me sorprendía ver como conocían la geografía del territorio abarcado y las necesidades que requería cada rincón. 6

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