A nivel global, más del 50% de las personas con VIH son mujeres.
En 2023 el 44% de las nuevas infecciones por VIH en todo el mundo se dieron en mujeres y niñas de todas las edades. En el África subsahariana las mujeres y las niñas representaron el 62% de todas las nuevas infecciones por VIH.
En 2023 cada semana aproximadamente 4.000 adolescentes y mujeres jóvenes, entre 15 y 24 años, contrajeron VIH, de las que 3.100 se produjeron en el África subsahariana.
En España, aunque la mayoría de nuevos casos son diagnosticados en hombres, el diagnóstico tardío es especialmente frecuente en mujeres y personas mayores, lo que subraya la necesidad de mejorar la detección precoz en estos grupos.
Factores biológicos, como la propia anatomía femenina, los microtraumas que pueden sufrirse durante el coito o el hecho de que el semen puede contener una mayor carga viral de VIH, sitúan a la mujer en una situación de riesgo más elevado.
También existen factores sociales y culturales, como la desigualdad de género presente en muchas culturas, donde la mujer no tiene derecho a negociar el uso del preservativo, las relaciones de poder desiguales o la violencia sexual.
Las víctimas de violencia de género suelen estar sometidas a relaciones más traumáticas, con mayores lesiones genitales que incrementan el riesgo de transmisión del VIH. También suelen tener menor acceso a servicios de prevención y promoción de salud sexual o enfrentan una doble estigmatización: por género y diagnóstico. La falta de educación o la dependencia económica que suele acompañar a los contextos de vida de estas mujeres son otros factores que influyen en hacerlas vulnerables al VIH. Combatir esta desigualdad requiere un enfoque integral que combine prevención, educación, empoderamiento y acceso a servicios de salud de calidad. La lucha contra el VIH debe incluir una perspectiva de sexo que coloque a las mujeres en el centro de las soluciones.
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