Según datos de la Organización de Naciones Unidas menos de un 30% de los investigadores científicos del mundo son mujeres. Históricamente, el papel de la mujer en el campo de la ciencia ha quedado en un segundo plano y con excepciones, incluso ha sido obviado. Parece que en los últimos años se están realizando esfuerzos para promover la participación de las mujeres en la ciencia. Sin embargo, siguen encontrando barreras para desarrollarse en este campo.
En el Consorcio Sanitario de Terrassa (CST), casi el 78% de los profesionales que realizan actividades de investigación son mujeres, y de los doce grupos de investigación constituidos actualmente, siete están liderados por mujeres. A pesar de la alta participación, todavía hay mucho camino por recorrer. El CST cuenta hace años con un plan de igualdad orientado a impulsar políticas de género a fin de adaptarse a las nuevas realidades y ofrecer igualdad de oportunidades en las contrataciones de profesionales e investigadores/as.
En las últimas décadas se ha puesto de manifiesto la transición progresiva hacia la feminización en los diferentes ámbitos de las ciencias de la salud y en los estudios universitarios 7 de cada 10 estudiantes son mujeres. No obstante, se observa una progresiva disminución de este porcentaje cuando se quiere acceder a posiciones superiores a lo largo de la carrera profesional.
En el ámbito científico también se evidencia ese desequilibrio. De acuerdo con los datos del sistema de evaluación de la investigación y la innovación en salud (SARIS), el desequilibrio en la carrera científica entre hombres y mujeres se manifiesta de forma inversamente proporcional al nivel profesional investigador. La mujer sigue estando infrarrepresentada en las posiciones de liderazgo (27%) a pesar de ser mayoría en los inicios de la carrera investigadora (55%). También sigue siendo minoría en los cargos de responsabilidad o de liderazgo de las sociedades científicas y de los colegios profesionales. Pese a las cifras, las mujeres van ganando protagonismo, pero todavía queda camino hasta llegar a la igualdad.
Las organizaciones sanitarias tenemos como principales retos despertar el interés por las actividades científicas y sobre todo ayudar a compaginar la actividad asistencial con la carrera investigadora. Más allá de los días internacionales, es necesario pasar a la acción y establecer medidas efectivas que permitan reducir la desigualdad de género en las carreras científicas, así como fomentar las oportunidades de desarrollar una búsqueda de valor que ayude a solucionar los nuevos retos de las ciencias de la salud y transferir los resultados a la sociedad.
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