La diabetes gestacional es una alteración en la intolerancia a la glucosa, que se manifiesta con niveles elevados de glucosa en sangre. Se detecta por primera vez durante el segundo o tercer trimestre del embarazo, puesto que no existía antes de la gestación.
Durante el embarazo se producen cambios metabólicos importantes que pueden provocar resistencia a la insulina. Esto se debe, principalmente, a la secreción de hormonas por parte de la placenta que elevan los niveles de glucosa en sangre, requiriendo mayor actividad de la insulina.
La diabetes gestacional se desarrolla en aquellas mujeres cuya función pancreática es insuficiente para normalizar los niveles de glucosa durante el embarazo.
Esta alteración metabólica puede tener consecuencias tanto a nivel materno como fetal:
Gran parte de estas consecuencias pueden minimizarse con un control metabólico adecuado, es decir, con diversas medidas que permitan mantener los niveles de glucosa en un rango aceptable.
Por eso los dos pilares básicos del tratamiento son la dieta y el ejercicio físico.
En los casos de difícil control, también se indicará el tratamiento con insulina.
El embarazo supone una situación metabólica estresante. Es esencial realizar un seguimiento adecuado durante el embarazo para detectar y controlar la diabetes gestacional, garantizando así la salud de la madre y el bebé.
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