El 29 de octubre es el Día Mundial del Ictus. La iniciativa, impulsada por la Organización Mundial del Ictus, tiene como objetivo sensibilizar a la población en la prevención y el tratamiento de esta enfermedad, que cada año afecta a cerca de 15 millones de personas en todo el mundo. En España cada seis minutos se produce un ictus. Es además la segunda causa de muerte más frecuente del mundo. Y la principal causa de discapacidad física en personas adultas.
Hemos hablado de ello con Gabriel Salazar , jefe del servicio de Neurología del Consorcio Sanitario de Terrassa.
El doctor Salazar comenta que el ictus sucede básicamente por dos motivos. «Uno es la acumulación de un trombo (asociación de plaquetas y colesterol dentro de las arterias) y el otro se debe a un émbolo (que migre del corazón o de una arteria) y que se cree un tapón dentro del cerebro que crea un infarto del tejido circundante.»
El ictus es una de las enfermedades que tienen síntomas más visibles. Son síntomas “absolutamente neurológicos, como la pérdida de fuerza, de sensibilidad, del habla o de la visión. Son manifestaciones clínicas difíciles de valorar por parte del médico generalista.»
Según algunos estudios, el 80% de los ictus son evitables. El dr. Salazar nos explica que la calidad de vida y el estilo de vida tienen mucho que ver con la enfermedad cerebral-vascular. «La disrupción de la dieta mediterránea ha llevado al aumento del riesgo» y que para prevenir un ictus es importante el estilo de vida del paciente. «Es básico seguir una alimentación variada, limitar, por ejemplo, el consumo de sal, evitar la obesidad, realizar ejercicio físico, dejar de fumar y evitar el consumo de drogas.»
Es una enfermedad que afecta más a mujeres que a hombres y es la segunda causa de discapacidad en nuestro país. Salazar afirma que como «la expectativa de vida en mujeres es mayor, hay mayor proporción de ictus en mujeres a medida que aumentamos la edad.»
En respuesta a nuestra pregunta de si existe predisposición genética a sufrir ictus, Salazar es contundente: «Sí. Existen algunas enfermedades de origen genético que conllevan la obstrucción lenta y progresiva de las arterias de pequeño calibre. Y crean enfermedades de origen hereditario.»
Nos interesamos también por saber cómo es la vida de un paciente que ha sufrido un ictus y ha sobrevivido. Salazar afirma que depende. «Cuando el ictus no se prevé, cuando el enfermo llega tarde a urgencias o no es diagnosticado adecuadamente, el paciente puede quedar con gran discapacidad y gran dependencia en la vida diaria. Muchos deben realizar rehabilitación para acciones tan básicas como comer o hablar… Si el paciente se atiende a tiempo puede quedar con poca o nula discapacidad. Por tanto, un estilo de vida adecuada y la prevención son fundamentales en la evolución y el pronóstico.»
Las secuelas más habituales en el ictus son la disfagia, la reducción de la movilidad y la comunicación, la disminución de la visión, la incontinencia, la falta de equilibrio y memoria, la fatiga…
Pero… ¿se pueden mejorar estas secuelas con rehabilitación? Salazar nos responde que sí. «La rehabilitación después de un ictus es básica. Muchos pacientes después de un ictus tienen problemas de lenguaje y necesitan logopedia, déficit motor y que presentan rigidez necesitarán neuro-rehabilitación…»
Puede ver la jornada que organizó el Servicio de Neurología con motivo del Día Mundial del Ictus y que se celebró en la sala Joan Costa Roma en el Hospital de Terrrassa haciendo clic aquí .
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