Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en España

Dr. Antonio Sánchez (jefe del servicio de Cardiología)

Hoy es el Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular

El objetivo de este evento es concienciar a la ciudadanía de la importancia de las enfermedades cardiovasculares, con especial incidencia en la prevención de los principales factores de riesgo, como el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes, el colesterol, la obesidad y el sedentarismo, entre otros.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares provocan la muerte de 17,9 millones de personas al año y son responsables del 32% de las defunciones de todo el mundo. En nuestro territorio, de acuerdo con los datos del Observatorio de la Muerte en Cataluña, en 2018 las enfermedades del aparato circulatorio se convirtieron en la primera causa de muerte en el caso de las mujeres y la segunda en los hombres , y los resultados de la Encuesta de Salud de Cataluña (ESCA) 2020 revelan que la presión alta y el colesterol elevado son los principales problemas de salud de la población de 15 o más años.

La mayoría de estas enfermedades podrían evitarse con la adopción de un estilo de vida saludable que reduzca los factores de riesgo y que incluye seguir una alimentación saludable, realizar actividad física de manera regular, alcanzar un peso saludable y mantenerlo, dejar de fumar y evitar el consumo de alcohol, controlar la presión arterial, vigilar el colesterol, revisar los niveles de azúcar en sangre y mantener el estrés bajo control.

Hemos hablado de ello con Antonio Sanchez Hidalgo, jefe del servicio de Cardiología del CST.

. Las enfermedades cardiovasculares afectan a más de 11 millones de personas, casi un 25% de la población española, y son la primera causa de mortalidad en nuestro país. Porque?

La mayoría de enfermedades cardiovasculares tienen relación con la presencia de factores de riesgo.

Por un lado, en muchas partes del mundo industrializado la actividad física sigue disminuyendo mientras la ingesta calórica total aumenta a ritmos alarmantes, dando lugar a una epidemia de sobrepeso y obesidad. En consecuencia, las tasas de diabetes tipo 2, hipertensión y anomalías lipídicas asociadas a la obesidad están aumentando, una tendencia especialmente evidente en los niños.

Estos cambios se están produciendo mientras que las mejoras mensurables en otros comportamientos y factores de riesgo, como el tabaquismo, se han ralentizado. Si estas tendencias continúan, las tasas de mortalidad por enfermedad cardiovascular ajustadas por edad, que han disminuido en las últimas décadas en los países desarrollados, podrían aumentar en los próximos años. Esta tendencia se refiere especialmente a las tasas de mortalidad por ictus ajustadas por edad.

La mejora en el desarrollo y aplicación de los avances terapéuticos parece haber compensado los efectos de los cambios en la obesidad y la diabetes; los niveles de colesterol, por ejemplo, siguen disminuyendo.

. ¿Es una enfermedad de los países más desarrollados?

La enfermedad cardiovascular afecta predominantemente a países desarrollados pero no de forma exclusiva. En el caso de Europa, las enfermedades cardiovasculares por lo general son más frecuentes en países con renta per cápita alta (como nuestro país) que en países con renta per cápita media (por ejemplo Turquía), y más en hombres que en mujeres.

Sin embargo, la incidencia de enfermedad coronaria y el ictus es más frecuente en países de renta media que en los de mayor renta y en los países de Europa del Este respecto a los países mediterráneos.

. ¿Cuáles son las urgencias cardiovasculares más comunes?

El infarto de miocardio y la angina de pecho, la insuficiencia cardíaca, el tromboembolismo pulmonar y los trastornos del ritmo cardíaco.

. ¿Cuáles son los factores de riesgo para sufrir una enfermedad cardiovascular?

Los factores de riesgo cardiovascular más importantes son la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, la obesidad, la diabetes, el tabaquismo, el alcohol, el bajo consumo de verdura y frutas y la inactividad física (< 150 minutos a la semana de actividad física moderada o < 75 minutos a la semana de intensa actividad).

Otros factores a tener en cuenta serían la herencia (antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular), la edad o la polución de las ciudades.

. ¿El estilo de vida actual incide en la elevada incidencia de las enfermedades cardiovasculares?

Por supuesto. Por un lado, el tabaquismo es un factor muy importante asociado a la aparición de enfermedades cardiovasculares.

También la inactividad física. Se estima que la prevalencia de actividad física insuficiente es del 31% en los europeos mayores de 18 años y mayor en mujeres que en hombres.

La dieta inadecuada con bajo consumo de vegetales y frutas no sólo afecta a las enfermedades cardiovasculares sino también a la incidencia del cáncer. Hay estudios que demuestran una reducción del riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular comiendo 800 gramos/día de fruta y verdura combinada con un estilo de vida saludable.

. ¿Cómo se trata este tipo de enfermedades?

La enfermedad coronaria (angina de pecho e infarto de miocardio) es la más frecuente. A nivel farmacológico se trata con medicamentos que interfieren en la agregación de las plaquetas (aspirina), con fármacos que reducen el consumo de oxígeno del corazón (como los betablocadores), con hipotensores (enalapril y otros) que reducen la dilatación cardíaca y con estatinas (para reducir los niveles de colesterol). En ocasiones es necesario realizar dilataciones coronarias (angioplastia/stent) o cirugía de revascularización (bypass).

Otro gran grupo sería la fibrilación auricular, es la arritmia más frecuente y se asocia con riesgo de accidentes cerebrovasculares. En estos pacientes puede ser útil el tratamiento anticoagulante entre otras medidas terapéuticas.

La insuficiencia cardíaca es la evolución final de la mayoría de enfermedades cardiovasculares. Existen tratamientos que han demostrado la reducción de la mortalidad, los ingresos hospitalarios y la mejora de la calidad de vida. Su tratamiento variará según el grado de afectación de la función cardíaca. En casos seleccionados puede ser necesario la implantación de distintos tipos de dispositivos (marcapaso, desfibriladores, clip mitral y otros).

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