Núria Aragay, psicóloga clínica coordinadora de la Unidad de adicciones comportamentales del Consorcio Sanitario de Terrassa, ha sido una de las profesionales que recibirá esta subvención de la Dirección General de la Ordenación del Juego del Ministerio de Consumo de España. La subvención, que asciende a 53.000 euros, es para llevar a cabo el proyecto Relación entre el tratamiento con antipsicóticos atípicos y el trastorno de juego u otras conductas relacionadas con el descontrol de impulsos.
Con este proyecto, el equipo formado por Núria Aragay como investigadora principal, Francisco López, psicólogo clínico, Guido de Marco, psiquiatra y Melisa Darlene López, enfermera, como investigadores colaboradores, quiere profundizar en el papel de los fármacos dopaminérgicos y sus posibles efectos secundarios. Esto es analizar la presencia de trastorno de juego, hipersexualidad, descontrol con la conducta alimentaria o con las compras y consumo de tóxicos en una muestra de pacientes psiquiátricos que inicien tratamiento farmacológico intramuscular con aripiprazol y compararlos con los que toman otros antipsicóticos ( paliperidona o risperidona) para analizar si los primeros presentan mayor descontrol de impulsos que los segundos.
Este conocimiento puede tener una elevada relevancia clínica y científica, dado que conocer los efectos secundarios de determinados fármacos ampliamente utilizados en determinados casos de patología psiquiátrica facilitaría la detección precoz de los pacientes con mayor riesgo de desarrollar problemas de trastorno de Juego o descontrol de impulsos. Asimismo permitiría aplicar protocolos para la identificación temprana de estos síntomas y activar la aplicación de estrategias para minimizar posibles daños socioeconómicos a los pacientes y sus familias.
En total, la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) consideró que deben ser financiados 26 proyectos científicos y las líneas de investigación y prevención se articulan en torno a la detección temprana de participantes con un comportamiento de juego de riesgo; el daño individual, familiar o social asociado al juego, incluyendo salud personal, impacto emocional o psicológico, dificultades financieras, afectación laboral o problemas legales; la minimización de las posibles consecuencias negativas asociadas a este tipo de actividades o el impacto de género en los comportamientos de juego «de riesgo».
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