Los Trastornos de la Conducta Alimentaria ( TCA ), incluyen todas aquellas conductas que responden a un patrón persistente de comida no saludablemente, o hacer dietas y tener conductas compensatorias no saludables.
Estos patrones de conducta alimentaria se asocian a menudo a inestabilidad del estado de ánimo y angustia emocional, así como a un importante deterioro en la salud física y mental del individuo. Los TCA no discriminan en cuanto a género, edad o raza. Asimismo, durante este último año se está produciendo un notable incremento de los trastornos de la conducta alimentaria, con mayor prevalencia en la población femenina, aunque cada vez se observan más casos en hombres, así como un inicio más precoz de la enfermedad . Los dos tipos de TCA más frecuentes serían la anorexia nerviosa ( AN ) y la bulimia nerviosa ( BN ).
La anorexia nerviosa se manifiesta a través de una restricción severa en la ingesta de alimentos y un miedo intenso e irracional a ganar peso. Se describen los subtipos de AN de tipo restrictivo y AN de tipo compulsivo/purgativo. Por otra parte, la BN se caracteriza por la presencia de atracones recurrentes seguidas de comportamientos purgativos o no, así como una significativa sensación de falta de control. A menudo también, se dan episodios de ambos de modo concomitante ( AN y BN ). Otros TCA , de menor prevalencia tendríamos el Trastorno por Fartanera, y el Trastorno alimentario no especificado ( TANE ).
Numerosas investigaciones demuestran elevadas tasas de comorbilidad entre los TCA y las autolesiones, especialmente entre la población femenina adolescente actual.
Los trastornos de la alimentación se han incrementado durante el confinamiento y la pandemia a raíz de la COVID-19 , también perjudicados por el difícil acceso al sistema sanitario. Los ingresos por TCA se han disparado un 20% en la pandemia. Algo que ha afectado tanto a las personas que ya les sufrían y que han visto empeorar su situación (unas 400.000 en España, de las que 300.000 son jóvenes adolescentes), como a otros con riesgo de sufrirlos y que han acabado desarrollándolos.
El 90% de los afectados siguen siendo mujeres. Entre el 4% y el 5% de las chicas de entre 12 y 21 años en España sufre un TCA . Por otro lado, el impacto de las redes sociales durante el confinamiento y post confinamiento ha hecho mucho daño ya que durante un tiempo ha sido la única forma de tener contacto con el exterior de muchos jóvenes, obsesionados por “tener el cuerpo perfecto” y compararse con los demás.
En un principio, las personas con TCA no suelen tener conciencia del problema. Se debe realizar un trabajo de prevención de estos trastornos, así como estar pendientes de las señales de alerta, tanto con la familia, escuela, como servicios de salud y pediatría, ante algunos signos como retirada de la menstruación, caída del cabello, hacer dietas, excesiva actividad física o ir al baño después de las comidas.
El tratamiento de abordaje en los TCA debe ser multidisciplinar entre diferentes profesionales de salud física y mental (pediatría, medicina, psicología, psiquiatría, educadores). Entre los principales objetivos del tratamiento requieren: normalizar el peso y restaurar el estado nutricional del paciente, corregir conductas alimentarias inadecuadas, disminuir los pensamientos irracionales referentes al aumento de peso y restricciones alimentarias, corregir alteraciones de la imagen corporal, tratar las alteraciones del estado de ánimo y de ansiedad, mejorar autoestima y adaptación general.
Un tratamiento integral requiere en ocasiones de la administración de algunos fármacos, como los antidepresivos ISRS , como la fluoxetina, que han dado buenos resultados en la mejora de los síntomas depresivos, ansiosos y obsesivos del paciente.
Por lo que respecta al Centro de Salud Mental Infantojuvenil ( CSMIJ ) de Rubí, hemos visto incrementado notablemente durante este último año (2021) la entrada de primeras visitas con clínica de TCA , así como en el empeoramiento de otros ya tratados con anterioridad.
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