El servicio de Medicina Interna del Hospital de Terrassa está acreditado por la formación de residentes desde hace más de 30 años. Durante este tiempo se han formado en él un gran número de especialistas en medicina interna y también ha tenido y sigue teniendo un papel primordial en la formación de médicos internos residentes de otras especialidades como Medicina Familiar y Comunitaria, Geriatría, Nefrología, Psiquiatría o Anestesiología).
Dispone de más de 110 camas distribuidas en diversas plantas de hospitalización convencional, la Unidad de Geriatría de Agudos (que se caracteriza por el funcionamiento multidisciplinar) y la Unidad de Hospitalización Penitenciaria (con alta prevalencia de pacientes con infección VIH). Además dispone de una Unidad de Diagnóstico Rápido que atiende a más de 450 pacientes al año.
El servicio de Medicina Interna es el responsable de dar una atención integral de los pacientes durante el ingreso hospitalario de la mayoría de los pacientes ingresados además de apoyar a los servicios quirúrgicos.
A diferencia de otros centros, la asistencia de los pacientes ingresados no está segmentada en subespecialidades médicas, sino que recae mayoritariamente en los internistas, lo que permite que durante su período de formación, los residentes tengan la oportunidad de atender a un gran número de pacientes y adquirir experiencia en un amplio abanico de patologías. Por otra parte, están establecidas rotaciones específicas por neurología, neumología, cardiología, nefrología, medicina intensiva, digestivo y asistencia primaria. De esta forma se garantiza que los residentes de medicina interna adquieran una formación amplia e integral.
En definitiva, el Hospital de Terrassa es un centro idóneo para la formación de futuros internistas.
La Formación Sanitaria Especializada (FSE) tiene como objetivo conseguir especialistas competentes que den respuesta a las necesidades de la sociedad en el ámbito de la salud. Las competencias que debe adquirir el especialista en formación quedan reflejadas de forma más o menos específica en los POE, que deben ser, por tanto, la guía a seguir por las diferentes Unidades Docentes en la formación de sus residentes. La adaptación de los POE a la realidad de cada centro constituirá el Programa o Guía formativa tipo.
La guía formativa está basada en el programa oficial de la especialidad y supone una adaptación de sus principales puntos a las características de la UD. Sus objetivos son: adaptar el programa oficial al contexto de la unidad docente, servir de programa formativo común para todos los residentes del servicio, sentar las bases de planificación del programa formativo a lo largo de toda la residencia, concretar los principios fundamentales de los procesos formativos y servir de guía para la elaboración de los planes individuales anuales de cada residente.
El sistema de formación por residencia implica la asunción progresiva de responsabilidades y un nivel decreciente de supervisión. A medida que el residente avanza en la adquisición de las competencias previstas en el programa formativo de la especialidad, va alcanzando el grado de responsabilidad inherente al ejercicio autónomo de la especialidad. La supervisión de los residentes de primer año será de presencia física (RD 183/2008, de 8 de febrero). A partir del segundo año, la supervisión será decreciente hasta la total autonomía al finalizar la residencia.
El Programa individual de formación (PIF) es el documento/instrumento que recoge la planificación temporal de las actividades formativas teórico-prácticas, que debe realizar el residente en cada uno de los períodos formativos a lo largo de toda la residencia. Sirve para organizar, secuenciar, graduar y adaptar los aprendizajes a las características de cada residente. Permite al tutor tener una visión de conjunto de todas las actividades de formación en las que debe participar el residente, para facilitar una correcta coordinación e implicación de todos los agentes involucrados en el proceso.
Permite al residente conocer desde el primer momento cuáles son las actividades en las que debe participar, reduciendo el nivel de incertidumbre, estableciendo y reforzando compromisos docentes, y organizando el tiempo y los recursos de la forma más eficiente para ser consciente de su propio proceso de aprendizaje.
El tutor de la Unidad docente (UD) La UD entregará el PIF al residente al inicio de su formación junto con el Programa oficial de la especialidad y la guía de la UD.
El libro del residente es un registro individual de las actividades que realiza cada residente durante su período formativo. Es el instrumento que evidencia el proceso formativo del residente, al que se incorporarán los datos cuantitativos y cualitativos que se valorarán en la evaluación. Debe ser un instrumento de autoaprendizaje que favorezca la reflexión individual y conjunta con el tutor, a fin de asegurar la adecuación de las actividades llevadas a cabo por el residente y hacer posible la corrección de déficits formativos.
Es propiedad del residente, que debe rellenarla con la ayuda y supervisión del tutor. Los datos que contenga estarán sujetos a la legislación vigente sobre protección de datos personales y secreto profesional. Tiene carácter obligatorio (RD 183/2008, de 8 de febrero). La Comisión Nacional de cada especialidad tiene el encargo de su elaboración.
Dra. Rosa Mª Borrallo
rborrallo@cst.cat
Dra. Ornella Flores
oflores@cst.cat
T. 93 783 94 88
Dr. Daniel Iglesias
diglesias@cst.cat
T. 93 783 94 88
Dra. Àngels Pedragosa
apedragosa@cst.cat
T. 93 783 94 88
Dra. Esther Llinàs
ellinas@cst.cat
T. 93 783 94 88