La acreditación de la formación especializada en Psicología Clínica en el Consorcio Sanitario de Terrassa (CST) data del año 1996. Desde 2008 la Unidad Docente está acreditada para formar a dos Psicólogos Especialistas en Formación (PEF) por año: la máxima capacidad docente en la actualidad es, pues, de 8 PEF.
El especialista en formación se integra desde el inicio en un amplio equipo interdisciplinar y participa activamente en aspectos asistenciales, de investigación y organizativos. El 95% de sus rotaciones son supervisadas por psicólogos clínicos y se realizan mayoritariamente en los dispositivos del CST, con excepción de la rotación libre (3 meses) y aquellas con convenios con otras instituciones sanitarias.
El programa de formación del residente de la especialidad de Psicología Clínica incluye la rotación por la unidad de agudos de psiquiatría (3 meses), el programa de interconsulta y enlace y la unidad de neuropsicología (9 meses, repartidos en 2 y 3 días a la semana, respectivamente), atención comunitaria y apoyo a la primaria (13 meses), psicología clínica infantil y de la adolescencia (6 meses), programas de formación específica: psicooncología, cuidados paliativos y trastornos de la conducta alimentaria (4 meses, repartidos en 2 y 2 meses respectivamente), servicio de rehabilitación comunitaria (2 meses), adicciones tóxicas y no tóxicas (4 meses, repartidos en 2 y 3 días a la semana respectivamente), la unidad de hospitalización parcial de salud mental (4 meses) rotación de libre disposición (3 meses), programa de atención continuada al servicio de urgencias (desde el primer año de residencia hasta el último).
Entre los dispositivos del CST se encuentran áreas de especialización de la Psicología Clínica por las que es reconocido, de las que destacamos:
La Unidad de Neuropsicología, que se ha especializado en el diagnóstico neuropsicológico precoz y diferencial de enfermedades psiquiátricas y neurológicas. Es pionera en la descripción del patrón cognitivo de la esquizofrenia y en la investigación de la eficacia de programas de rehabilitación neuropsicológica de los trastornos psiquiátrico y enfermedades neurodegenerativas. En los últimos años, es precursora, en colaboración con otras instituciones universitarias y sanitarias del ámbito nacional, en la investigación de las alteraciones cognitivas asociadas al envejecimiento ya distintas bases neurobiológicas de la obesidad y en el desarrollo de nuevas tecnologías vinculadas a la cognición y la conducta.
La Unidad de Juego Patológico y otras adicciones no tóxicas del CST es una unidad polivalente que tiene como objetivo no sólo la atención y tratamiento de las personas con adicción al juego patológico, sino también con otras conductas adictivas no tóxicas (hipersexualidad, compras, internet, videojuegos, etc.). Es de ámbito suprasectorial, ofreciendo atención a los sectores sanitarios del Vallès Oriental y Occidental. Además, lleva a cabo una actividad investigadora centrada en ampliar y profundizar en el conocimiento del Juego Patológico y otras adicciones no tóxicas, especialmente en su prevalencia, comorbilidad psiquiátrica, diferencias de género y perfiles de personalidad.
Los Centros de Salud Mental de Adultos (CSMA), articulan su atención psicológica en dos direcciones: 1. Intervención sobre patologías que requieren atención especializada en el CSMA, donde se realiza tratamiento de orientación cognitivo-conductual y mindfulness basado en la evidencia, y siguiendo protocolos de intervención en cada patología. 2. En el programa de soporte de salud mental en la primaria se realizan terapias psicológicas breves, individuales y grupales. El CSMA ofrece terapias psicológicas individuales con eficacia demostrada para todas las patologías, así como terapias grupales de orientación cognitivo-conductual y/o mindfulness para trastornos depresivos, obsesivo-compulsivos, dolor crónico, personalidad obsesivo-compulsiva, pánico con agorafera. Además, ofrece y dispone de líneas de investigación en diferentes intervenciones cognitivo-conductuales y en mindfulness en patologías prevalentes.
La Formación Sanitaria Especializada (FSE) tiene como objetivo conseguir especialistas competentes que den respuesta a las necesidades de la sociedad en el ámbito de la salud.
Las competencias que debe adquirir el especialista en formación quedan reflejadas de forma más o menos específica en los POE, que deben ser, por tanto, la guía a seguir por las diferentes Unidades Docentes en la formación de sus residentes.
La adaptación de los POE a la realidad de cada centro constituirá el Programa o Guía formativa tipo.
La guía formativa está basada en el programa oficial de la especialidad y supone una adaptación de sus principales puntos a las características de la UD. Sus objetivos son: adaptar el programa oficial al contexto de la unidad docente, servir de programa formativo común para todos los residentes del servicio, sentar las bases de planificación del programa formativo a lo largo de toda la residencia, concretar los principios fundamentales de los procesos formativos y servir de guía para la elaboración de los planes individuales anuales de cada residente.
El sistema de formación por residencia implica la asunción progresiva de responsabilidades y un nivel decreciente de supervisión. A medida que el residente avanza en la adquisición de las competencias previstas en el programa formativo de la especialidad, va alcanzando el grado de responsabilidad inherente al ejercicio autónomo de la especialidad.
La supervisión de los residentes de primer año será de presencia física (RD 183/2008, de 8 de febrero). A partir del segundo año la supervisión será decreciente hasta la total autonomía al finalizar la residencia.
El Programa individual de formación (PIF) es el documento/instrumento que recoge la planificación temporal de las actividades formativas teórico-prácticas, que debe realizar el residente en cada uno de los períodos formativos a lo largo de toda la residencia.
Sirve para organizar, secuenciar, graduar y adaptar sus aprendizajes a las características de cada residente.
Permite al tutor tener una visión de conjunto de todas las actividades de formación en las que debe participar el residente, para facilitar una correcta coordinación e implicación de todos los agentes involucrados en el proceso.
Permite al residente conocer desde el primer momento cuáles son las actividades en las que debe participar, reduciendo el nivel de incertidumbre, estableciendo y reforzando compromisos docentes, organizando el tiempo y los recursos de la forma más eficiente para que sea consciente de su propio proceso de aprendizaje.
El tutor de la Unidad docente (UD) entregará el PIF al residente al inicio de su formación junto con el Programa oficial de la especialidad y la guía de la UD.
El libro del residente es un registro individual de las actividades que realiza cada residente durante su período formativo. Es el instrumento que evidencia el proceso formativo del residente, al que se incorporarán los datos cuantitativos y cualitativos que se valorarán en la evaluación. Debe ser un instrumento de autoaprendizaje que favorezca la reflexión individual y conjunta con el tutor, a fin de asegurar la adecuación de las actividades llevadas a cabo por el residente y hacer posible la corrección de déficits formativos.
Es propiedad del residente, que debe rellenarla con la ayuda y supervisión del tutor. Los datos que contenga estarán sujetos a la legislación vigente sobre protección de datos personales y secreto profesional.
Tiene carácter obligatorio (RD 183/2008, de 8 de febrero). La Comisión Nacional de cada especialidad tiene el encargo de su elaboración.
Vicenç Vallès
vvalles@cst.cat
T. 93 700 36 00 ext. 2791
Maite Garolera
mgarolera@cst.cat
T. 93 731 00 07 ext 2791
Anna Soler
asoler@cst.cat
T: 93 783 16 06
Núria Aragay
naragay@cst.cat